En Junio de 2013 entró en vigor el Real Decreto 235/2013 por el que se aprueba el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios, que obliga a que cada nuevo alquiler o venta de inmueble incorpore un documento (certificación energética) que informa con exactitud sobre el consumo de energía que requiere la vivienda y valora su eficiencia con siete calificaciones, que van desde la excelencia de la letra A hasta el elevado consumo que marca la G. El objetivo de esta nueva normativa es promover edificios de alta eficiencia energética, el ahorro de energía al tiempo que aporta información a los compradores e inquilinos sobre las características energéticas de edificio, así como el importe anual aproximado de las facturas de luz y gas. Para ello se debe obtener un certificado energético del piso.
Este certificado debe adjuntarse obligatoriamente en cada renovación o nuevo contrato de arrendamiento que se produzca a partir del 1 de junio, también para las nuevas viviendas que se compren a partir de esta fecha. Para obtenerlo, el propietario del apartamento o edificio debe contratar a un técnico autorizado (Ingenieros Industriales superiores o técnicos) que mediante la realización de una Auditoría Energética del piso elaborará un informe donde se indica la calificación de la vivienda según su gasto energético, junto con información de los costes aproximados anuales de luz y gas y las reformas y medidas que se podrían incorporar para mejorar el ahorro energético, y por tanto, subir en la escala energética. El certificado de eficiencia energética tendrá una validez máxima de diez años, por lo que pasado este tiempo desde su expedición el certificado se deberá renovar.
El precio de un certificado energético para una vivienda normal es libre dependiendo del técnico contratado ya que el servicio no dispone de ninguna tarifa regulada, por lo que en el mercado se pueden encontrar todo tipo de precios. La realización de este certificado puede servir para sensibilizar a los propietarios de edificios poco eficientes para que tomen medidas de ahorro energético y así mejorar la calificación de su vivienda y hacerla más sostenible y más atractiva para ser vendida o alquilada. Algunas de las medidas que se pueden tomar para mejorar la eficiencia energética no tienen porque tener coste económico, y en otras la inversión realizada se puede recuperar en muy poco tiempo, por esto es muy importante que la certificación energética sea realizada por profesionales especializados que puedan sugerir las medidas óptimas que mejoren la calificación energética.
Las preguntas son…¿Se esta cumpliendo la Normativa? ¿El consumidor sabe lo qué es un certificado energético? Creo que con las prisas -por presión de Europa- no se formulo adecuadamente una normativa que hubiera tenido que ser beneficiosa para todos, más bien, se a traspuesto como un impuesto recaudatorio sin explicar al consumidor el beneficio y ahorro que puede suponer el disponer de una calificación alta en nuestro hogar.
En respuesta al compañero anterior diré que no se puede esperar una implantación de la norma de certificación energética en tan corto plazo. Lo mismo ocurrió con la ITV de vehículos. El tiempo acabará imponiendo esta obligación como algo normal y necesario y esto favorecerá la asimilación por parte de la ciudadanía de conceptos tan lejanos para ellos como son el ahorro de energía o las emisiones de CO2. Y digo lejanos por que, a día de hoy, el ciudadano medio desconoce las repercusiones mediambientales asociadas a su consumo energético. El cambio climático se sigue confundiendo con la contaminación, que se suele identificar con las industrias.