Bioconstrucción, bioclimática, alta eficiencia energética; más palabras con prefijo “BIO” y a la moda del ahorro energético; unida a algo tan común y a la vez tan desconocido para la mayoría.
Construcción, palaba unida irremediablemente a otras como burbuja, especulación, corrupción, dinero, beneficio empresarial y muchas otras palabras unidas a su vez a nuestra bien amada crisis económica.
Nada más lejos de la realidad de lo que pretende la bioconstrucción.
¿Cómo conseguir que lo “biológico” sea coherente con la construcción?
Dentro de una sociedad que tiende al consumo infinito, a la búsqueda del crecimiento a cualquier precio y una conciencia colectiva de accesibilidad a recursos ilimitados entran en juego otras visiones distintas del crecimiento y el desarrollo, en todas sus facetas.
La bioconstrucción pretende aportar ese grano de arena a la regeneración de la sociedad enlazando en la industria valores como la sostenibilidad, la alta calidad edificatoria, la mejora de los entornos urbanos y en concreto de los espacios en los que vivimos, en un marco de crecimiento responsable y respetuoso con el entorno.
Bajo el concepto del diseño “Menos es más”, la bioconstrucción busca simplificar las soluciones y la utilización de materiales y recursos, generando volúmenes confortables para el ser humano, tanto desde el punto de vista técnico (térmica y acústicamente, de protección contra la humedad, calidad de aire interior etc.) como desde del punto vista medioambiental (gestión del suelo, del agua, de la energía y del desarrollo local).
Pero, ¿cómo simplificar recursos y materiales? Mediante la utilización de materiales saludables, de bajo contenido energético en su fabricación y puesta en obra y por tanto, de bajas emisiones de CO2 y otros contaminantes nocivos para el medio ambiente.
Este tipo de materiales son en muchos casos, materiales tradicionales utilizados por el hombre desde hace cientos e incluso miles de años. Muros de tierra o tapiales, ladrillos de barro o “adobes”, estructuras de madera y ladrillo cerámico, son un buen ejemplo. Estos materiales unidos a la tecnología actual permites solucionar casi cualquier tipo de volumetría edificatoria con la garantía de calidad y las agentes certificadores oficiales(1)
Un ejemplo son los adobes modernos, denominados BTC – (Bloques de Tierra Comprimida), cuya fabricación está homologada por varios fabricantes en nuestro país(2) que garantizan la calidad del material y su durabilidad.
Igualmente las técnicas modernas mejoran las prestaciones de sistemas de construcción tradicional, aportando mejoras tanto desde el punto de vista técnico como económico, potenciando todos los aspectos positivos de los materiales tradicionales.
Los métodos de cálculo permiten el desarrollo de estructuras complejas como alternativa al hormigón, mediante la utilización de materiales tradicionales como la madera, los ladrillos cerámico o incluso la paja(3). Todo esto permite reducir de forma muy significativa el consumo de energía del edificio durante su fabricación y su puesta en obra contribuyendo de forma muy efectiva a la reducción de emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero), de los recursos disponibles y a la generación de residuos y su gestión.
El consumo de energía puede ser muy variable en función del país, varios estudios(4) establecen un marco de consumo entre 800 a 1200 kWh/m2, durante la construcción de una vivienda (para la fabricación y puesta en obra de los materiales), lo que equivale a más o menos, a quemar de 80 a 120 litros de gasóleo por m2 construido.
Mediante la aplicación de diseños basados en técnicas de bioconstrucción el impacto energético de una vivienda puede llegar a reducirse hasta un 70%, ahorrándose energía suficiente para satisfacer los consumos de la vivienda durante más de 6 años, calculando estos consumos según el informe del IDAE (SPAHAUSEC) donde se obtiene un consumo medio de un hogar español de 9.996 kWh/hogar y año (equivalente a quemar 100 litros de gasóleo por hogar y año).
Si a esto le unimos criterios de diseño de alta eficiencia energética estaremos muy cerca de vivir en edificios de consumo de energía casi Nulo (nZEB), contribuyendo a la lucha contra el cambio climático y asegurando la supervivencia de las generaciones futuras.
Roberto Higuero Artigas
Profesor de SEAS – Diseño de Edificios de Alta Eficiencia energética y Bioclimática
(1) CTE – Código Técnico de la Edificación, Marcados CE, Documentos de Idoneidad Técnica, Ensayos y Controles por Organismos de Control Técnico, etc.
(2) Bajo la norma “UNE 41410:2008 Bloques de tierra comprimida para muros y tabiques. Definiciones, especificaciones y métodos de ensayo”
(3) Si desea saber más acerca de la construcción con paja: “Manual de construcción con paja” Editorial: Fin de Siglo. Autores: Gernot Minke y Friedemann Malhke ISBN 9974-49-361-7.
(4) Life Cicle Assessment (LCA) of Buildings. Phd Antonio García Martínez (Sevilla University). Valores estimados para una vivienda de 160 m2 construidos.
Bibliografía / Fuentes:
- Revista Ecohabitar
- Manual de construcción en Tierra Minke, Gernot (2010)
- Guía del Hábitat Ecológico para la Bioconstrucción – Varios autores
- “Diseño de Edificios de Alta Eficiencia Energética” – Roberto Higuero Artigas – SEAS, Fundación San Valero, Zaragoza.
- IDAE – Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía
Artículo expresamente redactado por Roberto Higuero Artigas para El Blog de la Energía Sostenible.
Es increíble como se prosigue con ideas del siglo pasado… La construcción tradicional tal cual todas las conocidas están perimidas, existen nuevas soluciones que resuelve de verdad estos problemas, y son para producir demasiado rápido, con poco material y demasiado económicas.
Buenisimo post. Gracias por aportarlo…Espero más…
Saludos
Está claro que el coste de los materiales y los terrenos nos obligan a buscar alternativas, así como el deterioro del medio ambiente. Tenemos que ser consecuentes y apostar con modelos amables con nuestro entorno y nuestro bolsillo.