Ahorro de energía en casa I. La climatización

Facturas, facturas y más facturas, eso es lo primero que pensamos cuando hablamos de energía en el hogar. La luz, el gas o gasóleo, todo eso automáticamente lo traducimos en un montón de dinero que pagamos mes a mes para que alguien se haga rico a nuestra costa. Pues para luchar contra imposiciones externas de subidas y subidas, vamos a presentaros las medidas pasivas y activas a aplicar en nuestro hogar para reducir el consumo, y mejorar en calidad de vida.

Templo de Debod en el centro de Madrid. Foto: Igor (Flickr) (CC BY 2.0)

Si hablamos de energía propiamente dicha, la mayor parte de  los recursos que consumimos, son para calentar nuestra vivienda en invierno, y refrigerarla en verano. Está claro que nuestro confort en casa no podemos eliminarlo con el objetivo de reducir la factura, pero sí que podemos optimizarlo.

Empecemos hablando de medidas pasivas, que podemos aplicar desde el primer momento sin que suponga una inversión:

• Regulando los límites de la temperatura: Si regulamos el termostato de nuestra calefacción entre 18ºC y 21ºC en invierno y entre 24ºC y 26 ºC en verano, nuestra temperatura en casa oscilará en los rangos del confort térmico, y económico, ya que estudios demuestran que por cada grado fuera de dichos límites en los que nos movamos supondrá un 8% más de consumo.
• Ventilación: Dependiendo en la estación que estemos conviene ventilar a determinadas horas, por ejemplo: Si estamos en pleno centro de Madrid, a las 4 de la tarde hace 32ºC, si abrimos para hacer corriente, aunque pase  la brisa, nuestra casa subirá a los 32ºC y gastaríamos mucho aire acondicionado para reducir esa temperatura, sin embargo,  si ventilamos por la noche o primera hora de la mañana, donde la temperatura exterior es inferior por ejemplo unos 18ºC, nuestra vivienda se refrigerará hasta los 18ºC. Es decir, ventilemos cuando la temperatura exterior sea lo más parecido a la que deseamos en el interior.

Ahora para una mayor búsqueda del ahorro, hay diferentes  medidas en las que con una inversión se pueden obtener grandes resultados. Según estudios por cada euro invertido en eficiencia energética, se consiguen hasta 4 euros de amortización en la vida útil de  las mejoras. Algunas de estas  medidas activas  son:

• Modernizar las instalaciones: Con el paso de los años, en el mercado, han aparecido nuevas calderas, maquinas frigoríficas, y  combustibles. En muchas de nuestras viviendas tenemos una calefacción central de carbón o de gasóleo, y según la tendencia del mercado, la adaptación de dichas calderas a la tecnología de la Biomasa, nos otorga casi un 40% de ahorro en combustible debido a los precios del mercado. Además claro está, el impacto medio ambiental que tiene la biomasa frente al gasóleo o el carbón, ya que emite menos cantidad de CO2.
• Mantenimiento en las instalaciones: Una caldera sucia, sin mantenimiento, se puede estropear, y reduce su rendimiento calorífico considerablemente. Por lo tanto tener contratado un servicio de mantenimiento de calderas y chimeneas, hace que el rendimiento térmico de nuestra calefacción se mantenga en un estado óptimo.
• Aislamiento térmico: El actual parque de viviendas de España está muy obsoleto. Todos los centros de las ciudades, tiene una media de más de 35 años, época en la cual, se construía sin aislamiento térmico. La envolvente térmica de las viviendas es por donde se pierde el 40% de la energía de climatización, por lo tanto una mejora de dicha envolvente alargaría en el tiempo la temperatura de confort, reduciendo así el número de horas que nuestra caldera o aire acondicionado tiene que funcionar.
• Ventanas: Otro punto débil en relación a la climatización son las ventanas. ¿Cuantos de vosotros tiene en su casa una ventana corredera con un vidrio simple? Seguramente muchos de vosotros. Este tipo de ventanas, el más común en el parque de viviendas de nuestro país, supone al igual que la fachada, un chorreo constante de dinero. La instalación de una doble ventana, o sustitución de la actual por una moderna, con rotura de puente térmico y un vidrio doble, reducirá la perdida de temperatura interior, y mejorará además el confort acústico.
• Aislamiento de tuberías: Este caso se dará en aquellas viviendas que tengan un sistema de calefacción centralizado. Al igual que pasaba con el aislamiento térmico en fachadas, antiguamente la normativa no obligaba a aislar los tubos de calefacción y agua caliente sanitaria, por lo que en edificios de muchas alturas, las pérdidas de la temperatura en la última planta pueden ser de hasta un 10%. Obligando a la caldera a funcionar más horas para suministrar el calor necesario.

Estas son las medidas que consideramos más  importantes explicadas  a rasgos generales. Como opinión profesional, recomendamos que se haga uso del famoso certificado energético, encargado a un técnico bien formado, y se haga uso de toda la información que en él se puede llegar a reflejar. Así contará en su vivienda una valoración objetiva de los puntos a mejorar, y el grado de mejora que conseguiría con ellos, y siempre asesorado con la opinión de un técnico que ha visitado su vivienda, y le puede ofrecer la mejor solución personalizada.

Artículo expresamente redactado para El Blog de la Energía Sostenible.